En la situación de la pandemia del COVID-19 en la que nos encontramos, me dirijo a todos los miembros de la comunidad universitaria del Campus Guiará para animarles en su fe, sostenerlos en su esperanza y despertarlos a la caridad. En efecto, «en la fe, don de Dios, virtud sobrenatural infusa por él, reconocemos que se nos ha dado un gran Amor, que se nos ha dirigido una Palabra buena, y que, si acogemos esta Palabra, que es Jesucristo, Palabra encarnada, el Espíritu Santo nos transforma, ilumina nuestro camino hacia el futuro, y da alas a nuestra esperanza para recorrerlo con alegría» (LF 7). Y debemos caminar no solos, aislados, sino juntos. «El misterio mismo de la Trinidad nos recuerda que fuimos hechos a imagen de esa comunión divina, por lo cual no podemos realizarnos ni salvarnos solos» (EG 178)
Como hombres de fe, miembros de la Universidad Católica, les animo a no desalentarse, ni mucho menos desesperarse para quedarnos pasivos, anestesiados en la indiferencia. Apoyados en la fe y sostenidos por la esperanza, les exhorto a actuar con amor. En este sentido, nos hará muy bien fijar nuestra mirada «a tantos compañeros de viaje que son ejemplares, pues, ante el miedo, han reaccionado dando la propia vida…, escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia: médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo» (Homilía del Papa Francisco, Bendición urbi et orbi, 27-03-2020).
En esta hora de la historia, debemos comprender que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino sólo juntos; «juntos, como hermanos», dando lo mejor de sí. En efecto, «el Señor nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar… Abrazar todas las contrariedades del tiempo presente, abandonando por un instante nuestro afán de omnipotencia y posesión para darle espacio a la creatividad que sólo el Espíritu es capaz de suscitar. Es animarse a motivar espacios donde todos puedan sentirse convocados y permitir nuevas formas de hospitalidad, de fraternidad… En su Cruz hemos sido salvados para hospedar la esperanza y dejar que sea ella quien fortalezca y sostenga todas las medidas y caminos posibles que nos ayuden a cuidarnos y a cuidar. Abrazar al Señor para abrazar la esperanza. Esta es la fuerza de la fe, que libera del miedo y da esperanza» (Homilía… ídem). Este es el ímpetu de la fe, que actúa por la caridad, capaz de vencer el egoísmo y la mezquindad, el primado del interés individual por encima del bien común, la actitud del no encuentro y la confrontación permanente. ¡»Todos unidos podemos»!
Que la Santísima Asunción, Patrona de nuestra Universidad, nos cobije con su manto protector para que, como ella, nos consagremos con nuestra entrega silenciosa y generosa al bien de todos, mediante el ejercicio aunado y orgánico de la función específica que corresponde a cada miembro según sus responsabilidades en la vida universitaria, y utilizando los medios disponibles que la tecnología nos ofrece hoy.
Pbro. Lic. Waldemar Sánchez Franco – Director General – UC NSA – CG